20 de marzo de 2013

EL PAISAJE INDUSTRIAL, LA PUERTA DE LA CIUDAD CONTEMPORÁNEA

Belén Labiano Napal

Master en paisajismo, jardinería y espacio público 2011-2012

Independientemente del medio de transporte utilizado para llegar o escapar de cualquier ciudad, nuestra primera y última percepción de ella, ya no la configura la propia arquitectura de la ciudad sino el paisaje industrial generado en torno a ella.


       La ciudad dispersa y zonificada frente a la ciudad compacta y diversa

El tejido urbano de la ciudad contemporánea responde a la compleja interrelación de múltiples usos en necesaria coexistencia.
      
       La disposición generalizada de las áreas industriales en los bordes de la ciudad, puede ser el resultado del equilibrio inestable de 2 tensiones opuestas.

       Desde la creación de las primeras industrias, existe la tendencia de alejar este uso del uso residencial por razones de salubridad, de gestión de la producción y descongestión del transporte, entre otras. Este criterio de ordenación da lugar a una zonificación por usos de la trama urbana, cuya evolución natural es la dispersión.

       En la actualidad, la búsqueda de un modelo de ciudad sostenible apuesta por las ventajas de la ciudad compacta y diversa (frente a la dispersa y zonificada) dado que cuanto mayor es la accesibilidad, propiciada por la proximidad entre usos, menor es la movilidad de los ciudadanos y mayor es la sostenibilidad del sistema urbano.

       La convivencia de estos 2 modelos de ciudad contrapuestos, puede interpretarse como un punto de inflexión en los criterios de planeamiento y ordenación urbana y por tanto puede representar también una oportunidad de cambio en el tratamiento que tradicionalmente se viene haciendo de las áreas industriales.


       La imagen descuidada sin sensibilidad paisajística

La arquitectura industrial, además del hecho de quedar ubicada en el borde de las ciudades y segregada del resto de usos, responde en general a una imagen anodina por su estética previsible que responde únicamente a la funcionalidad más extrema.

       Esta imagen descuidada y carente de intención está dando lugar a la devaluación paisajística del límite de las ciudades, o peor aún, está deteriorando la percepción de la ciudad desde el exterior, tanto al llegar a ella como al dejarla atrás.

       Por este motivo se podría diagnosticar que estamos utilizando una estrategia inadecuada al desaprovechar la ubicación estratégica de las áreas industriales resolviendo su arquitectura con escasa sensibilidad respecto al entorno y alejándonos, no ya de la integración paisajística, sino de una transición ciudad – campo más elaborada.

       Conclusión. La intencionalidad del paisaje industrial

Parece adecuado pensar que, ya que la primera y última visión de una ciudad contemporánea viene definida por la arquitectura que conforma sus límites, ésta, dada su ubicación estratégica, debería estar cargada de intencionalidad y no ser el resultado casi involuntario del racionalismo productivo.

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