20 de marzo de 2013

LA ARQUITECTURA INDUSTRIAL

Fabiola Colmenero Fonseca

Master en paisajismo, jardinería y espacio público 2011-2012



INTRODUCCIÓN. 
 La Revolución Industrial  ha sido un factor importante en la transformación del paisaje natural y el urbano.  Este tipo de arquitectura ha ido cambiando lo que antes era el paisaje natural llevándolo a un nuevo paisaje: el industrial, provocando así lo que ahora conocemos como la sky line de las ciudades industrializadas, que se ha ido conformando y les ha dado un aspecto muy diferente. 
Con ella surgió el uso de los objetos mecánicos sustituyendo la mano de obra artesanal, como las infraestructuras lineales, incluyendo la vía férrea, que surge como un avance de la tecnología que hasta nuestros días se ha seguido utilizando.
La arquitectura industrial estuvo y sigue siendo condicionada por dos factores fundamentales: la funcionalidad, que se concreta en la organización interior y exterior del edificio de forma que favorezca lo más posible la eficacia del proceso productivo y el control de los trabajadores. Se trata de explotar los nuevos instrumentos que ofrecen la nueva tecnología y la fuerza de trabajo obrera.
Las industrias textiles han sido sustituidas por  pisos, creando una maquinaria para su utilización y un buen funcionamiento; adaptándolo a edificios de gran apariencia con tipología propia. Su planta suele ser rectangular, larga y estrecha y de gran desarrollo en altura. Con la estructura del edificio se conseguía una buena iluminación.

Asímismo se fueron sustituyendo los materiales más usados hasta entonces como eran la madera, mampostería o piedra y poco a poco se optó por los materiales de la revolución industrial, lo que hará que el edificio evolucione tipológicamente hacia una inmensa nave, por el contrario, la fábrica será foco de terribles enfrentamientos sociales, lo que favorecerá el desplazamiento de las industrias fuera de las ciudades.
En las propuestas en valor para una nueva infraestructura de la arquitectura empresarial desde perspectivas diferentes e innovadoras que permitieron un cambio a la industria en general.
La arquitectura como ciencia social, nos ofreció en algún momento y nos sigue ofreciendo un análisis específico desde los acontecimientos económicos, políticos, sociales, culturales, religiosos que han caracterizado el paso de la humanidad a través del tiempo y comprende desde la aparición de los primeros documentos escritos hasta la actualidad y como método el propio de las ciencias sociales, y sin embargo es diferente de  mostrarnos la visión de la industria vinculada a diferentes elementos de la actividad industrial como integración del entorno económico y social; que también fue cambiando no sólo la técnica sino también la tecnología a las formas socioeconómicas. 
 LA ARQUITECTURA INDUSTRIAL ¿PUEDE SER PATRIMONIO?, O ¿PODEMOS VER  EL PAISAJE COMO INDUSTRIA?
En el último siglo se ha producido un proceso de industrialización por la instalación de numerosas fábricas. Esta arquitectura industrial del siglo XX no debe de perderse pues es parte de nuestro patrimonio histórico, su rehabilitación y su posterior reutilización como recurso turístico es una buena iniciativa de conservación de la arquitectura industrial y de diversificación la oferta turística de este espacio.

El patrimonio industrial ha ido adquiriendo importancia dentro de nuestra cultura y sociedad occidentales; aunque joven, es un vasto ámbito de estudio en el que recientemente se ha ido manifestando  un interés creciente por el paisaje de la industria. Gracias al descubrimiento de esta dimensión territorial, aspectos como los laborales, técnicos, socioeconómicos, antropológicos, arquitectónicos o estéticos que antes eran prioritarios y se analizaban aisladamente, pasan ahora a organizarse y explicarse en virtud de su posición en una red más compleja, tridimensional, la que teje la industria al implantarse en un espacio. La industria imprime sus huellas en el espacio, humanizándolo y  también deben ponerse en valor en los procesos de rehabilitación para adquirir así una idea global de nuestro pasado a través de sus vestigios materiales. Esta tendencia procede de Francia y su manera de interpretar el patrimonio industrial, pero se ha ido extendiendo por el área latina de Europa y España participa de ella plenamente. Se recogen (a través de diferentes obras y referencias dispares) el desarrollo de esta tendencia, las características de este paisaje, la lógica socio espacial que imprime la producción industrial y se reflexiona específicamente sobre el medio minero, por su especial relevancia en Asturias.

La arquitectura industrial debe ser destacada como un género aparte dentro del conjunto del patrimonio arquitectónico debido a unas características propias que le confieren una especificidad que permite su diferenciación del resto de la arquitectura edilicia. Al mismo tiempo, su amplia representación territorial, producto de la extensa implantación espacial del fenómeno de la industrialización, la convierte en un núcleo patrimonial de primer orden en cuanto al conjunto de los restos conservados ya sean estos edificios singulares aislados o complejos industriales.  

Las construcciones industriales poseen una serie de valores tecnológicos, arquitectónicos, sociológicos y paisajísticos que hacen de ellas un documento de primera magnitud no sólo para conocer la evolución e implantación de las técnicas constructivas -materiales y estructuras-, de los procesos de maduración e innovación tipológica -ordenación espacial- y de la secuencia estilística perteneciente a cada momento histórico sino que también nos habla de la propia estructura económica, de los procedimientos constructivos utilizados o del papel que jugó el modelo energético escogido como condicionante del modelo resultante.

Asímismo, nos proporciona una valiosa información acerca de la propia organización industrial de la fábrica que nos permite conocer cómo fueron las relaciones laborales existentes en un momento histórico concreto o el modelo de organización interna de la producción en sus aspectos de circulación de personas, mercancías o productos acabados. La arquitectura industrial se expresa mediante unas tipologías específicas tanto para cada uno de los sectores productivos como para cada uno de los espacios necesarios para desarrollar esas actividades o procedimientos.
  
Para analizar la importancia y riqueza del patrimonio arquitectónico industrial deben tenerse en cuenta varios aspectos que se  generan a través del tiempo y los distintos cambios socioeconómicos:
La arquitectura industrial nos permite explicar los sistemas de organización espacial necesarios para la producción en cada etapa histórica y conocer las mentalidades de los hombres que la hicieron posible a través de su significación formal.

La arquitectura industrial se refiere no sólo a la construcción de los edificios que forman parte de la fábrica en sentido estricto, sino también a las instalaciones mecánicas que permiten los procesos de producción, los edificios destinados a almacén y las tipologías residenciales relacionadas con los procesos productivos. En el proceso histórico de constitución de los tipos esenciales de la arquitectura industrial se entrelazan diacrónicamente las funciones, los materiales, las estructuras y los estilos. El proceso histórico de la Revolución Industrial se desarrolla paralelamente al proceso de renovación urbana.
La historia de la arquitectura industrial debe construirse a partir de:
-El conocimiento de la ciudad en relación con su territorio
-El análisis de la sociedad industrial como marco dialéctico creador de una nueva
Civilización.
El paisaje industrial debe añadirse al concepto de monumento industrial o técnico. Ya sea como contexto o como especificidad patrimonial. El patrimonio arquitectónico industrial no puede aparecer vacío de contenidos sociales y antropológicos. El paisaje industrial es ignorado sociológicamente y mayoritariamente, si no despreciado, a pesar de tener indudable interés urbanístico, cultural y medioambiental. El territorio se puede analizar según la tipología: territorios explotados, orillas colonizadas e implantaciones puntuales que crean hitos referenciales.
El paisaje industrial, como una particularidad del concepto genérico del paisaje, significa una consideración más amplia y compleja que la del patrimonio industrial, que es su componente principal y referido a edificios, sus instalaciones o la maquinaria. Supone la interacción de variados elementos integrantes complementarios de un panorama fabril que son percibidos como un escenario coherente y potente en un contexto de síntesis. En ocasiones su ámbito, que contempla áreas rurales, urbanas y periurbanas, no es continuo y mucho más amplio que aquello que inicialmente se divisa refiriéndose a asentamientos productivos articulados en torno a un eje fluvial, un frente portuario, a lo largo de una estructura de comunicación o de una red de distribución de fluidos o energía.
Esta tipología paisajística muy habitual en la actualidad, sociológica y mayoritariamente es ignorada, si no despreciada, a pesar de tener un indudable interés urbanístico, medioambiental, cultural y visual, por lo que previamente es necesaria una sensibilización colectiva progresiva y selectiva que permita apreciar sus cualidades intrínsecas. Se requiere una generosidad conceptual para comprenderlo y desde una cierta benevolencia contemplativa y ambiental podrá ser aceptada e incluso, finalmente, admirado. Una modalidad en el paisaje industrial activo es la eventualidad, su mutancia temporal o instantánea, el carácter de secuencias efímeras. Así, la fábrica adquiere aspectos diferentes en función de la intensidad, volumen y dirección de los humos e incluso los sonidos emitidos o los entornos olfativos creados por los procesos productivos. Las plantaciones de un terreno vinícola obedecen a un ciclo anual de desarrollo con matices formales y cromáticos muy diferentes.
Implantaciones puntuales que por sus características volumétricas enfatizan un amplio dominio territorial destacando su potente imagen en el horizonte. Las «catedrales del trigo», los silos agrícolas, tradicionales almacenes repartidos por las zonas de cultivo que emergen con altura y sencillez en un terreno agrícola horizontal.
Con arquitecturas incidentes cuya acertada presencia puntual valoriza un amplio e interesante paraje dotándole de una nueva dimensión estética y vinculándolas al entorno, como algunas bodegas en Araba, templos para el culto del vino.
La contemplación del los paisajes industriales es una aventura estética de vanguardia que activa los sentidos.
 CONCLUSIONES
  Los paisajes industriales son el reflejo de la actividad industrial en el territorio, son por tanto paisajes artificiales, espacios que han sido transformados por la actividad humana. Estos paisajes han ido creciendo en número desde el inicio de la Revolución Industrial, y han ido evolucionando desde unos paisajes tradicionales, los denominados “países negros” a los más modernos centros industriales.
Durante el siglo XX se desarrolló como fuente de energía básica para la industria el petróleo, por lo que la demanda de este producto favoreció la localización de refinerías sobre todo en puertos o en otras ciudades del interior, y junto a ellas surgieron polos industriales que se aprovechaban de la proximidad a la fuente de energía. Por otra parte las industrias de bienes de consumo se fueron localizando junto al mercado, por lo que en casi todas las ciudades fueron apareciendo polígonos industriales que abastecían a las ciudades.
Las nuevas industrias basadas en la alta tecnología, se sitúan lejos de la ciudad, en zonas suburbanas, buscando ubicaciones más atractivas y próximas a las grandes infraestructuras de transporte que facilitan la comunicación (autopistas, aeropuertos, puertos...). El análisis de las construcciones industriales requiere un conocimiento previo de la estructura productiva de cada época histórica ya que, al igual que en la arquitectura de género religioso o militar, la existencia de un programa previo es una premisa básica para entender la posterior ordenación espacial.
Sólo desde el análisis de las prioridades, expresadas por las industrias a través de los intereses de los hombres de empresa y de sus técnicos, se nos permite el acceso a este complejo mundo que se ha convertido, en palabras de los ingenieros y arquitectos, en la moderna monumentalidad que ha venido a sustituir a las catedrales y a los palacios como los temas arquitectónicos donde se manifiestan, con mayor intensidad, las relaciones de poder de toda una época. 
Al mismo tiempo, la arquitectura industrial, nos aproxima a la percepción que acerca del mundo del trabajo tuvieron las gentes coetáneas de cada modelo productivo y nos remite a la tremenda fuerza de sugestión que esas construcciones ejercieron, como elementos simbólicos del paisaje, en la creación de una cosmovisión ligada a la cultura industrial. Esos valores simbólicos cobran aún más fuerza cuando nos referimos a los restos materiales del pasado industrial (siglo XIX), que son objeto de análisis de la Arqueología Industrial, reafirmando el carácter mítico de la técnica en la nueva sociedad surgida del factory sistem. La arquitectura industrial se convierte, en algunos casos, en la máxima expresión de la idea anterior al ser ella misma máquina o motor, tal como sucede en las modernas fábricas de refino de combustibles o de transformación de áridos o en las antiguas construcciones en hierro de la minería.
Se recomienda la siguiente bibliografía: Aymonino, Carlo, El significado de las ciudades, Madrid, Blume, 1981; Benito del Pozo, P., El espacio industrial en Asturias, Barcelona, Oikos-Tau, 1991; Bonet, A., Bibliografía de arquitectura, ingeniería y urbanismo en España, Madrid, Turner,1980; Castells, M. y Hall, P., Las tecnópolis del mundo, La formación de los complejos industriales del siglo XXI, Madrid, Alianza, 1994; Castells, Sociología del espacio industrial, Madrid, Editorial Ayuso, 1977; Choay, F., El urbanismo. Utopías y Realidades, Barcelona, Lumen, 1983; Abaco: Revista de cultura y ciencias sociales, Nº 34, 2002 (Ejemplar dedicado a: Paisaje, arte y patrimonio), págs. 79-92.

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